El agua
y las sustancias
en disolución
El agua lleva en disolución sales minerales que pueden
precipitar formando costras salinas como las de la foto.
El caparazón del cangrejo y la
concha del molusco,entre otras
estructuras duras de los organismos,
requieren sales minerales para
su elaboración.
La mayor parte de las sustancias
disueltas que lleva el agua del río
en condiciones naturales son
necesarias para el crecimiento de
su flora y su fauna. Entre estas
sustancias hay diversos tipos de
sales, pero también gases como el
oxígeno y el dióxido
de carbono.
RIOS DE BIZKAIA
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Al disolve rs e, las sales se disocian en iones, e n -
tre los que dominan los cationes calcio, magnesio, sodio
y potasio y los aniones bicarbonato, sulfato y cloruro.
Hay muchos más iones -nitratos, fosfatos, silicatos, hierro,
etc.-, también de gran importancia biológica, pero
están en concentraciones mucho más bajas que los anteri
o rmente citados, que son, por tanto, los principales re s -
ponsables de la mineralización o cantidad de minerales
disueltos en el agua.
Las plantas no podrían vivir sin potasio, nitrato
y fosfato, además de calcio, hierro y otros iones, que toman
de los que están disueltos en el agua, y la mayor
parte de los moluscos y crustáceos, entre otros animales,
no podrían vivir en aguas pobres en calcio. Los organismos
del río son aerobios en su mayor parte y necesitan
respirar el oxígeno que lleva el agua en disolución.
Las plantas, además de oxígeno necesitan dióxido de
carbono para sintetizar materia orgánica y lo tienen que
tomar en muchos casos del que está disuelto en el agua.
Es preciso, por tanto, que el agua casi destilada que se
evapora del mar -y en menor medida de otras superficies
húmedas, incluida la propia vegetación- se vaya
cargando de sales en su trayecto hacia el río, es decir al
atravesar la atmósfera, el suelo y las rocas.
El agua se va cargando de sales a su paso por la atmósfera y
el suelo, pero sobre todo en su contacto con la roca.
En los remansos,como el que se observa en esta foto
correspondiente al río Butrón, el oxígeno pasa con
dificultad de la atmósfera al agua.
La composición química de
las aguas que circulan por los
continentes es muy variada,
a diferencia de lo que sucede
en el mar, que tiene una
composición iónica constante,
más o menos diluida por ríos,
pero con la misma proporción
relativa de iones.
Esto se debe a que el mar es
un único ecosistema, mientras
que cada río tiene una
identidad propia que es
consecuencia de las
características de su
cuenca de drenaje.
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Origen de la composición química
del agua de los ríos
La composición química del agua depende fundamentalmente
del tipo de roca sobre la que discurre, p e -
ro también del tipo de suelos que at raviesa y de los ap o rtes
de la atmósfera.
El agua de lluvia es ácida porque contiene ácido
carbónico que se forma al disolverse en ella el dióxido
de carbono de la atmósfera. Este agua, antes de
caer en los cauces y en su entorno terrestre, empieza a
cargarse de sales en la atmósfera, especialmente si está
próximo el mar, del que recibe partículas de sal procedentes
de las salpicaduras del agua, y también si en las
proximidades hay industrias o cualquier actividad que
consuma combustibles fósiles. En esta combustión se
desprenden gases de azufre y nitrógeno que se disuelven
en el agua de lluvia o en el vapor de agua, incrementando
su carga química, en este caso con ácido sulfúrico
y nítrico.
C e rca del mar y en zonas muy humanizadas, c o -
mo es el caso de Bizkaia, el agua de lluvia antes de llegar
a los cauces ya dispone de cloruros, nitratos, sulfatos,
sodio y magnesio, entre otros iones. De la atmósfera
también recibe el agua los gases de mayor importancia
biológica, el oxígeno y el dióxido de carbono.
Pero, además, parte del agua que llega a los
ríos lo hace a través del suelo, donde se va incrementando
su carga química. Es de pr ever que en este trayecto
hasta el río el agua arrastre consigo también los residuos
de fertilizantes y pesticidas que se añaden en la agricultura,
y, en general, todo lo que se vierta al suelo.
Cualquier residuo depositado sin control en tierra, va a
llegar hasta los cauces y hasta las aguas subterráneas, lo
que es más grave por la menor renovación de éstas.
El agua va desgastando la roca a
medida que extrae las sales.
El agua de lluvia arrastra hasta el cauce los abonos y
otros materiales depositados en el suelo.
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Al entrar en contacto con la roca es cuando ge -
n e ralmente adquiere el agua la mayor parte de los iones.
Pe ro no todas las rocas los pro p o rcionan con la misma
fa c i l i d a d. Hay algunas muy solubles que se meteorizan y
l i b e ran sus iones con gran fa c i l i d a d. Tal es el caso de la
halita o sal común, que cede cl o ru ro y sodio, o los ye -
s o s , que pro p o rcionan sulfato y calcio. Pe ro estas ro c a s
sólo son abundantes en puntos concretos de Bizkaia,
p ri ncipalmente en Ord u ñ a , B a k i o , L a rra u ri y Gernika. El
río Kadagua se ve influido en su ori gen por un mat e ri a l
ge o l ó gico semejante existente en Villasana de Mena, l o
mismo que el Altube en Murgi a .
H ay otras ro c a s , como las calizas, muy abu ndantes
en Bizkaia, que pueden ser duras en ambientes
á ri d o s , p e ro que en contacto con el ácido carbónico que
l l eva el agua en disolución se meteorizan con fa c i l i d a d
dando bicarbonato y calcio. Este fenómeno de disolución
de la caliza por el agua es lo que da lugar a estructuras
como cuevas, simas y dolinas. De la misma forma, el
agua ataca también otras rocas formadas por carbonatos
como las dolomías. Las rocas más duras son las de origen
ígneo, como el granito, que suelta relativamente
pocos iones.
Precipitados salinos
Una vez disueltos en el agua, estos iones pueden
volver a precipitar cuando cambian las condiciones
de solubilidad. Esto puede suceder cuando se evapora el
agua durante el estiaje o cuando cambia la concentración
de oxígeno disuelto o el pH del agua. Son frecuentes
los precipitados blancos de toba o travertino (carbonato
cálcico) y los rojos de hierro (óxidos o carbonatos
de hierro). Esto es más frecuente en aguas duras -ricas en
calcio- y muy mineralizadas -ricas en iones en ge n e ra l - .
En Bizkaia existían numerosos balnearios en
zonas de manantiales de aguas ricas en bicarbonato,
azufre, hierro o sal. Las aguas subterráneas suelen estar
más tiempo en contacto con la roca que las aguas superficiales,
por lo que están más mineralizadas. Cuando el
agua se evapora, las sales que lleva en disolución precipitan
formando rocas como el yeso, la halita y la caliza,
llamadas por eso evaporitas.
De la diversidad de tipos de aguas
continentales dan buena fe los
manantiales, muchos de ellos
explotados desde la antigüedad con
fines terapéuticos. Bizkaia es rica en
manantiales de aguas bicarbonatadas,
sulfurosas y ferruginosas.
Precipitados cálcicos (tobas o travertinos) de las aguas termales de
Urberuaga, en la cuenca del Artibai.
Fuente ferruginosa en Ugao-Miraballes.
El agua sale transparente porque lleva
el hierro en disolución. Al entrar en contacto
con el aire, el hierro se oxida formando
precipitados rojos.